En las últimas semanas se ha hecho viral el vídeo de un supuesto caracol zombi. En realidad se trata de un parásito instalado en sus antenas. Esto nos invita a dedicarle una entrada a diversas especies que se aprovechan de otras para desarrollarse y expandirse. La naturaleza no deja de sorprendernos en los curiosos casos que describimos a continuación.
Leucochloridium Paradoxum
Es el nombre del parásito citado al comienzo. Se introduce en el caracol cuando éste se alimenta de heces de aves. La especie -un gusano de pequeño tamaño- sube hasta sus antenas, que al ser transparentes dejan ver al parásito dentro. Allí se retuerce creando unas extrañas palpitaciones. Al controlar el cerebro del molusco, el Leucochloridium le obliga a subir a las plantas buscando la luz. De este modo será presa fácil para los pájaros, que confundirán sus tentáculos con una oruga. Una vez dentro del ave, el parásito se instala en el recto, donde se hará adulto y depositará sus huevos. El círculo se completa cuando el pájaro libera sus excrementos y el Leucochloridium es accesible a nuevos caracoles.
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Dicrocoelium Dendriticum
Es un parásito similar, en el sentido de que también usa a los caracoles como medio de transporte. En este caso proceden del hígado de las vacas y son expulsados junto con sus heces. Los moluscos se alimentan con los excrementos y los esparcen con sus babas. Más tarde sirven de alimento a las hormigas, a quienes controlarán su capacidad mandibular. De esta manera las obligan a quedarse suspendidas de las hojas mordiéndolas y quedan expuestas a las vacas, donde se inicia de nuevo el proceso.
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Cordyceps
Se trata de un hongo que se ceba principalmente de las hormigas carpinteras. Aunque también puede instalarse en mariposas, grillos, escarabajos, arañas y escorpiones. Crece en el interior de su víctima reemplazando los tejidos. Obliga a su anfitrión a subir a las plantas para distribuir sus esporas y acaban rompiendo su cuerpo. Afortunadamente no afecta a los seres humanos.
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Strepsiptera
La hembra de esta especie es semejante a una bolsa llena de parásitos. Su apariencia atrae a moscas, avispas y mantis religiosas. Una vez dentro, se dirigen a la cabeza de su presa. Entonces liberan unas feromonas para que el macho de Strepsiptera venga a inseminar al insecto elegido. Las crías irán creciendo en su interior hasta el momento oportuno, ocasionando la muerte del anfitrión.
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Avispas parasitarias
Varias especies de avispas tienen comportamientos parasitarios. La Avispa Esmeralda, por ejemplo, se sirve de las cucarachas. Las paraliza con su veneno y la traslada a su nido para depositar un huevo en su cabeza. La larva irá alimentándose con los órganos de la cucaracha, que permanece viva hasta cuatro semanas. Es el tiempo que tardará la cría en estar lista para emerger rompiendo el cuerpo que la ha albergado.
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La Avispa Cazatarántulas usa el mismo método utilizando a una araña. En ella dejará su huevo y sellará la salida. La larva se nutrirá con los fluidos y órganos no vitales de la tarántula hasta que esté preparada para eclosionar.
La Avispa Dinocampus Coccinellae elige como víctima a las mariquitas. La diferencia con las avispas anteriores es que la cría no mata al anfitrión en el nacimiento. Gracias al virus inoculado al principio, la mariquita protegerá al futuro capullo.
Un caso parecido, para rematar esta lista, es el de la Avispa Glyptapanteles. Es capaz de depositar hasta 80 huevos dentro de una oruga, que se desarrollarán gracias a los jugos corporales del gusano. Las larvas salen de su cuerpo sin matarla y debido al virus que controla a la oruga, ésta protegerá de cualquier peligro a los capullos. Para ello mostrará una actitud muy agresiva, antes de morir de hambre y sed.
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