Las abejas son una especie protegida. Además de estar amenazadas por la llegada de la avispa asiática se enfrenta a otros peligros. El principal es el uso de pesticidas en la agricultura, que se traduce en un progresivo descenso del número de abejas. Debido a su función polinizadora, los expertos insisten en que nuestra supervivencia depende directamente de su existencia.

 

Robos entre apicultores

La miel pura es un bien muy codiciado. Las denuncias a la Guardia Civil por robos de colmenas han aumentado un 50% en los últimos años. La mayoría de ellos lo cometen personas que conocen el sector apícola, usando trajes de protección y actuando por la noche. Los agentes realizan a menudo inspecciones para localizar las colmenas robadas. Comprueban el número de apicultor y las cajas donde guardan sus enjambres, que suelen estar marcadas a fuego con su «matrícula». Para complicar la investigación, en ocasiones los ladrones ocultan ese número con masilla.

Los apicultores valoran en 120 euros cada colmena, pero la miel producida y los enjambres criados son mucho más valiosos. Para evitar los robos, algunos propietarios han optado por colocar GPS en las colmenas, y así pueden rastrear su transporte. De este modo se han logrado localizar muchas abejas robadas.

 

El colapso de las colmenas: los pesticidas

La Universidad de Almería ha analizado ejemplares de abejas muertas por toda España para descubrir su causa. Tras diseccionar su cabeza han hallado la presencia de entre 3 y 10 pesticidas que se utilizan en la agricultura. Los científicos aseguran que en algunos casos las abejas mueren inmediatamente por la exposición a estas sustancias. Pero también ocasionan cambios en su comportamiento, pérdida de apetito y orientación y finalmente su muerte.

En este sentido, la UE promovió la prohibición del uso de tres pesticidas en los cultivos. El europarlamentario David Hammerstein recalca que las abejas son esenciales para la supervivencia de la vida en la tierra. Denuncia que el uso de insecticidas se ha incrementado en España un 56% en 20 años. De hecho es el país europeo que más toneladas comercializa: 70.000 anualmente.

El negocio de los pesticidas está en manos de dos multinacionales, que facturan más de mil millones de euros. Hammersmith lamenta que la situación sea como un «círculo vicioso», porque la tierra que se cultiva se sobreexplota y necesita fertilizantes para que siga siendo provechosa. Y todo acaba incidiendo en las abejas.

Por su parte, la Patronal de Fabricantes de Pesticidas advierte que la prohibición europea afectará a cultivos como el de la remolacha, el maíz y el girasol. Además, cuantifican las pérdidas en 500 millones de euros. Por ello, urge convocar una mesa de trabajo donde apicultores y agricultores acerquen sus posturas.

 

Cría de abejorros en Almería: una alternativa a las abejas

Las abejas son las responsables de polinizar uno de cada tres cultivos frutales. Ante el descenso de su número, la biofábrica almeriense Agrobío cría abejorros para su uso en la agricultura. En una sala con luces rojas, que las aturde y permite manipularlas, cuidan a las reinas que serán fecundadas. Se las alimenta con frecuencia semanal. Disponen 400 reinas con 600 machos por jaula y se fecundan un total de 15.000 reinas diariamente.

Como los ejemplares se encuentran en distintas fases, hay cámaras que reproducen el clima otoñal, invernal o primaveral. En este último estadio se colocan en minicolmenas formando familias con obreras, huevos y larvas. Cuando tienen el tamaño idóneo se pasan a una colmena comercial que se vende por 25 euros, vendiendo al año hasta 500.000 al año a invernaderos de 35 países. Suponen el 25% de la cuota mundial de abejorros. Las abejas, al ser un insecto más evolucionado, todavía no se ha estudiado la manera de poder criarlas artificialmente.

La polinización del abejorro es distinta a la de la abeja. No obstante, los resultados están siendo beneficiosos. El peso de la producción se han incrementado un 20% al usar a los abejorros. Carlo Polidori, investigador de la Universidad de Castilla-La Mancha, advierte que la desaparición de las abejas podría acabar con el 70% de los cultivos, incluidos los frutos secos. Los más afectados serían el calabacín, melón, sandía, kiwis, manzanas, peras, mangos, frambuesas, pepino, ciruelas, nectarinas, berenjenas, higos y fresas. Y esto derivaría en subidas de precio indefectiblemente.

Se estima que el trabajo de polinización que realizan las abejas en España podría valorarse en 2.400 millones de euros al año.

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